Al final del ejercicio económico/contable de un negocio llega el momento del cierre contable, entonces nos toca revisar y preparar la contabilidad que se ha ido generando a lo largo del año para que esté todo correcto y podamos cerrar el ejercicio con unas cuentas claras y veraces.
Lo más habitual es que el período contable coincida con el año natural, aunque en algunos casos, y debido a circunstancias internas de las compañías, puede tener un periodo contable diferente al año natural. Independientemente de la fecha de cierre, lo que la norma deja claro es que no puede existir un periodo contable superior a los 12 meses.
Antes de iniciar el cierre contable, debemos revisar los registros contables para la detección y corrección de errores. Las cuestiones preliminares que debemos tener en cuenta son:
Comprobar la cuenta de caja. Esta cuenta nunca debería tener un saldo negativo.
Comprobar que los saldos contables de los bancos cuadran con los extractos a fecha de cierre.
Comprobar que todos los gastos están en el debe y todos los ingresos en el haber.
Comprobar que se han realizado todas las amortizaciones mensuales y el inventario cuadra con la contabilidad.
Comprobar que los saldos auxiliares de clientes y deudores pendientes de cobro, cuadran con los importes de las cuentas de balance.
Comprobar que los saldos auxiliares de proveedores y acreedores pendientes de pago, cuadran con los importes de las cuentas de balance.
Asegurarnos que tenemos las existencias contabilizadas correctamente según su inventario físico.
Comprobar las periodificaciones y asegurarnos que no hay ninguna periodificación antigua que deba llevarse a gasto.
Comprobar las cuentas de provisiones.
Asegurarnos que los leasing están correctamente contabilizados y se ha distribuido correctamente la deuda a largo plazo y la deuda a corto.
Llegados a este punto estamos en disposición de proceder a la determinación del resultado contable antes de imputar el Impuesto de Sociedades.
El paso siguiente sería generar el Asiento de regularización y cierre. Una vez que toda la contabilidad está introducida de forma correcta y cuadrada, hay que elaborar el asiento de regularización que consiste en saldar todas las cuentas de ingresos y gastos, cuentas de los grupos 6 y 7. Esto significa realizar un asiento contable cuyos apuntes son todas las cuentas de ingresos y gastos, cada una con su saldo acumulado pero en sentido contrario.
La diferencia entre los ingresos y gastos se registrará en una línea extra a la cuenta de resultado del ejercicio (129), y éste será el resultado de la empresa en el ejercicio.
Por último, se realiza el asiento de cierre. Este asiento salda todas las cuentas de balance con resultado contable distinto a cero, es decir, cuentas fuera de los grupos 6 y 7.
Habrá que registrar una línea con cada cuenta con saldo, pero registrando ese saldo acumulado con sentido contrario. También, habrá que incluir la cuenta (129) con el importe resultante del asiento de regularización.
Afortunadamente, SeniorConta realiza automáticamente la regularización y el cierre del ejercicio con un solo “clic”.
En particular, en el caso de SeniorConta, es una operación muy sencilla que se puede realizar las veces que se necesite y que actualiza de forma automática todos los saldos de las cuentas afectadas.
Esperamos que esta explicación os resulte de utilizad a la hora de cerrar el ejercicio contable de vuestras empresas.
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